lunes, 20 de octubre de 2008

Gianni Rodari

Gianni Rodari nació en Omegna, Piamonte (Italia), el 23 de octubre de 1920. Su padre murió en 1929 cuando Gianni tenía tan sólo nueve años de edad y el pequeño fue enviado a Gavirate a vivir con una tía. Dos años después, entró al seminario de San Pietro Martire, de Seveso, donde permaneció durante tres años. Luego, fue interno tres años más en Varese, en un pensionado, donde asistió al Istituto Magistrale y tomó lecciones de violín. En 1937 se graduó de maestro y al poco tiempo se inició como educador en casa de una familia de judíos alemanes exiliados de su país.

Sus primeros textos para niños se remontan a 1948, en las páginas de L'Unitá, Vie Nuove y Noi Donne. Allí nacieron narraciones cortas humorísticas, sus primeras filastrocche, coplas y retahílas ligadas a la poesía popular italiana. De estos textos surgieron sus primeros libros para niños: Il Libro delle Filastrocche (El libro de las retahílas, 1950) y el Romanzo di Cipollino (Las aventuras de Cipollino, 1951). En los años 60, Rodari recorre las escuelas italianas "para contar historias y responder las preguntas de los niños. Porque siempre hay un niño que pregunta: ¿Cómo se inventan las historias?, pregunta que merece una respuesta honesta."
Esta actividad culminará en la publicación de su libro Gramática la fantasía, en 1973.



Ahora dejo algunos extractos del libro:

"La fantasía es un instrumento para conocer la realidad, un instrumento que hay que dominar. La fantasía sirve para explorar la realidad, por ejemplo para explorar el lenguaje, para explorar todas las posibilidades para ver qué resulta cuando se oponen las palabras entre sí."

"Una palabra, lanzada al azar en la mente, produce ondas superficiales y profundas, provoca una serie infinita de reacciones en cadena, implicando en su caída sonidos e imágenes, analogías y recuerdos, significados y sueños, en un movimiento que afecta a la experiencia y a la memoria, a la fantasía y al inconsciente, complicándolo el hecho de que la misma mente no asiste pasiva a la representación, sino que interviene continuamente para aceptar y rechazar, ligar y censurar, construir y destruir."

"¿Por qué a los niños les gustan tanto las adivinanzas? A primer golpe de vista, diría, que es porque representan de forma concentrada, casi emblemática, su experiencia de conquista de la realidad. Para un niño el mundo está lleno de objetos misteriosos, de acontecimientos incomprensibles, de figuras indescifrables. Su misma presencia en el mundo es un misterio que resolver, una adivinanza que descifrar, dándole vueltas, con preguntas directas o indirectas. El conocimiento llega, con frecuencia, en forma de sorpresa."

"Inventar historias con los juguetes es casi natural, es algo que se produce por sí solo cuando se juega con los niños: la historia no es otra cosa que una prolongación, un desarrollo, una explosión festiva del juguete."

1 comentarios:

Jesús Rodríguez dijo...

Yo, nunca he deseado dejar de ser un niño. Como bien decias, "su misma presencia en el mundo es un misterio que resolver, una adivinanza que descifrar, dándole vueltas, con preguntas directas o indirectas". Hay gente que afirma que un niño es como una esponja de baño, que necesita absorver todos los conocimietos necesarios para dejar de ser niño...En fin, creo que con este tema conseguirás dibujar una sonrisa en la faz de tus lectores.
De nuevo, ¡Buen Trabajo!